Imagen de Jesús Nazareno, Aljaraque (Huelva) |
Todos los viernes de cuaresma, después de la Misa de 19,30 h., se celebra en la Parroquia de Aljaraque el tradicional Vía Crucis. Los
fieles acompañan a Jesús en su camino hacia el Calvario.
En este ejercicio de piedad se venera la Pasión del Señor recorriendo, con afecto, el último
tramo del camino recorrido por Jesús durante su vida terrena: del Monte de
los Olivos, donde en el “huerto llamado Getsemani” (Mc 14,32) el Señor fue
“presa de la angustia” (Lc 22,44), hasta el Monte Calvario, donde fue crucificado
entre dos malhechores (cfr. Lc 23,33), al jardín donde fue sepultado en un
sepulcro nuevo, excavado en la roca (cfr. Jn 19,40-42)…
El Vía Crucis es la síntesis de varias devociones surgidas desde la alta Edad
Media: la peregrinación a Tierra Santa, durante la cual los fieles visitan devotamente
los lugares de la Pasión del Señor; la devoción a las “caídas de Cristo”
bajo el peso de la Cruz; la devoción a los “caminos dolorosos de Cristo”, que
consiste en ir en procesión de una iglesia a otra en memoria de los recorridos
de Cristo durante su Pasión; la devoción a las “estaciones de Cristo”, esto es, a
los momentos en los que Jesús se detiene durante su camino al Calvario, o
porque le obligan sus verdugos o porque está agotado por la fatiga, o porque,
movido por el amor, trata de entablar un diálogo con los hombres y mujeres
que asisten a su Pasión. El Vía Crucis es una de las prácticas del tiempo de Cuaresma.
Fueron los franciscanos los que establecieron en sus iglesias el número de
catorce, para que los fieles las recorriesen a imitación de los devotos peregrinos
que iban personalmente a venerar los Santos Lugares de Jerusalén. Parece
que la forma definitiva, según se suele practicar hoy, surgió en España. De aquí
pasó a Cerdeña y a otros lugares.
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