domingo, 18 de febrero de 2018

Conversión personal y encuentro con el hermano van unidos

“No puede haber conversión personal si no hay encuentro con el hermano”.
El Padre Emilio Rodríguez Claudio, vicario para la Celebración de la Fe de la Diócesis de Huelva, nos da en esta entrevista las claves de este tiempo cuaresmal que acaba de iniciarse:
¿Dónde tenemos que poner el acento esta Cuaresma?
Como siempre, en la conversión, en el encuentro con el otro y, especialmente, en los que más lo necesitan porque no puede haber conversión personal si no hay encuentro con el hermano y si no somos capaces de tender la mano a los que más sufren en todos los sentidos de la palabra. Por esto, hago una invitación a que la conversión sea real y en el Espíritu: encuentro fraterno con el prójimo y encuentro cercano con los que viven con más dificultad el proceso de la vida, ya sean enfermos, ancianos, personas que están solas, quienes necesitan un techo bajo el que cubrirse o pan que llevar a sus casas. No podemos pasar por el mundo sin darnos cuenta de que el que está más cerca  o más lejos nos necesita y de que sólo seremos capaces de esa conversión en el encuentro con ellos.
A esas personas más vulnerables va dirigido cada año el Gesto Solidario de Cuaresma. ¿En quiénes se centra en esta ocasión?
En la Casa de Enfermos Santa María de los Milagros. Sabemos que Cáritas Diocesana actúa a través de diferentes programas con mucha generosidad y que los recursos son escasos. En este sentido, el gesto solidario no es sólo echar una moneda o llenar una hucha de cartón y llevarla a la parroquia, sino que va acompañada de la reflexión, de la oración y de la lectura de la palabra que ilumina para cubrir todas estas necesidades.
La Vicaría para la Celebración de la Fe ha sacado a la Luz recientemente un decreto por el que cada hermandad o cofradía de la diócesis debe aportar un euro por cada hermano censado de pleno derecho para ayudar a sostener este proyecto de la casa de enfermos de Cáritas. ¿Por qué esta propuesta?
El Obispo tenía particular interés en que uno de estos proyectos fuera la Casa Santa María de los Milagros de atención a personas convalecientes. Sobre todo, mirando la necesidad de aquellos que tienen menos: esos inmigrantes que no tienen dónde recuperarse de una operación o de una enfermedad. A veces los médicos les planteaban que si no tenían un lugar donde continuar con la recuperación lo que habían conseguido hasta el momento no servía para nada. D. José ha sido siempre muy sensible a esta necesidad y viendo que los recursos eran limitados, pensamos que la religiosidad popular de nuestra diócesis podía colaborar con uno de esos programas que tiene Cáritas y hacerlo como signo de solidaridad pero también de comunión. Esto es tarea de todos los cofrades de nuestra diócesis y la forma que nos pareció más sencilla es esta del euro por cada hermano censado con derecho a voto y creo que la respuesta ha sido muy positiva. Las hermandades que han respondido hasta ahora lo han hecho con mucha generosidad, así como las diferentes parroquias. Esperemos que esto sea sólo el punto de partida para ponernos a disposición desde la religiosidad popular en comunión. Esa aportación se deduce de lo que deben destinar las hermandades a obras de caridad y a las necesidades de la Iglesia. Las hermandades ya colaboran en la caridad, pero lo hacen desde diferentes perspectivas. Queríamos que este gesto destinado a la Casa Santa María de los Milagros fuera común y de todos.

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